jueves, 22 de mayo de 2014

Y te extraño.

Junto suspiros formando una escalera, que me llevan directamente a donde tú estás.
Mi atmósfera es tangible sin tu aire; y mi suelo es mitad nube y mitad mar.
Tengo mis brazos en espera de tu piel, y mis labios sólo decoran mi rostro.
Te extraño.
Tengo besos que no entran en la caja de cristal que es tu ausencia.
Tengo abrazos que no llenan el vacío de la soledad.
Tengo el olor de aquel café que nos tomamos junto a la ventana atrapado en mi nariz.
Siento un enorme espacio entre los dedos de mis manos.
Te extraño.
Y no siento el frío, y me es ajeno el calor.
Y es el Sol sólo la luz del día, y es la Luna sólo un faro nocturno.
Y es costumbre respirar.
Mis ojos cuelan tu mirada y repasan cada línea de tus labios.
Mi mente separa tu último recuerdo en cápsulas diarias, para evitar el dolor.
Te extraño.
Dibujo tu cuerpo exacto en la sombra del Sol, soplo el olvido hacia lo desconocido, me acurruco en el regazo del hastío y tu nombre es el himno de mi voz.
Te extraño.
Y el tiempo hace competencia con la lentitud,
y mis sueños son hipérbole de la realidad,
y el futuro que era esperanza, es pasado en segundos,
y el esperar de el tiempo se hace cobarde.



Y te extraño.