domingo, 14 de agosto de 2022

El sentido de perder la razón

Claramente el cielo no me deja olvidarte hoy, porque mientras los truenos se revientan a los lejos, la luz de los relámpagos alumbran mi ventana y la lluvia golpea con fuerza mi silencio, estoy recordándote con la misma fuerza. Ojalá esa fuerza entrara por mis músculos y se apoderara de mi cuerpo para poder levantarme de la cama y enjuagarme el rostro, pero no, solo es una fuerza triste, una fuerza débil (quizá este término se contradiga, pero sin ti me he tenido que enfrentar a muchas contradicciones).

Después de pensar en las razones que tengo para borrarte de mi mente me rio frenéticamente, porque solamente busco excusas que no existen para mantenerte presente. (Mantenerte presente, pero no estás, sí que he perdido todo el sentido ya). Lo único que quiero perder es la memoria, porque si hay algo que no te dicen en los libros es que cuando algo llega a su fin, la costumbre se queda alojada en la cabeza, y ahí es cuando los recuerdos evolucionan y nos envuelven, y es cuando uno empieza a extrañarse a sí mismo. Pero mas que extrañarme a mi misma, extraño la persona que era cuando estaba contigo. Pero ya no estas, ni estoy, ni estamos. Tremendo sentido tiene todo, ¿no?

Doy vueltas en mi cama tratando de encontrar una posición en la que no me sienta tan pequeña y solitaria, pero solo me engaño, el frio abarca mas de la mitad de esta cama e incluso me llega a los huesos. Esto no existia antes de irte, cariño. El frio me hace arder los ojos, ¿o acaso serán las lagrimas? No lo se, todo esta nublado. Nublado el cielo, nublados mis ojos. En mi mente he gritado pero no me respondes, no hay ninguna señal que me hable de ti, pero todo me habla de ti, ¡Estoy perdiendo la razón!

jueves, 5 de mayo de 2016

Te necesito.

Te necesito, del verbo "necesitar", de las noches de café sin azúcar, amargo como el nudo que se instaló en mi garganta. Los libros de la repisa abarcan mucho espacio, si estuvieses aquí me los leerías todos. Y es que me arden los ojos, amor, de tanto extrañarte. Las mañanas son claras y frías, y te has llevado tus brazos; no le he dicho al tiempo que ya no estás, porque no se detiene cuando se lo pido, tu mas que nadie sabía lo prepotente que puede llegar a ser. El sol se va escondiendo entre los árboles, formando un lienzo de azules y naranjas, colores que te gustaba ver, y tratando de escabullirse entre las ventanas...
Pero amor, ¿qué hago cuando llegue la oscuridad, si ya se fue la luz de tus pequeños ojos?

sábado, 6 de febrero de 2016

A ti.

Marcaste mi vida, ésta siempre será la parte cierta. Me aferré a ti como hace el hambriento al conseguir pan, aunque fuiste tú el que me devoró el alma. En mi vida te hiciste un lugar, a pesar del desorden; y encendiste un rayito de luz en mi corazón para que no me tropezara, y aunque la luz a veces se hacía débil supe que podía contar contigo. Te instalaste en mi vida y cómodamente me contabas los secretos detrás de tu apariencia sombría  y hasta me hacías reír. Tocaste mi mente un par de veces con la punta de los dedos y hoy en día tus huellas reposan ahí. Conocí la mitad de ti, y me enamoré. 
Te abrí mi alma y te confesé mis miedos. Conociste mis debilidades y hasta mi lado oscuro y fuiste tú el dueño de mi poesía. La luna conoce tu nombre de memoria, a ella no le gustan los apodos, sin embargo hoy se esconde porque hay duelo en mi cielo. 
Sé de tu pasado y lo que sufriste, de cómo te identificas en una canción, y entiendo tu razón para no confiar en nadie. Yo confié en ti, y lo sabes. 
Las esperanzas florecían con el paso del tiempo, no recuerdo ni la cantidad de meses en los que fuiste mío (en parte porque el tiempo era corto, y en parte porque quizá jamás me perteneciste), sólo sé que eres de las personas que permanecen aunque ya se haya apagado la luz. 
La distancia se salió con la suya, ahora sí puedo decir que estamos separados, aunque por supuesto, es mucho más fácil decirlo que entenderlo. Tu recuerdo no es algo efímero; me enamoré de ti. ¿Te enamoraste tú de mi?
Te quiero todavía porque mis sueños contigo no han cicatrizado, esperé tanto de esto que me cuesta entender lo que significa el tiempo perdido. Duele recordar tus últimas palabras, que fueron tan letales como el cianuro. No tenías que ser tan duro con la persona que amó eso que tantos odian de ti, con la que anhelaba oír tu voz y saber que te sentías bien. Yo conocí la mitad de ti, y te odié intensamente.
Los pensamientos ahora mezclan mentiras y verdades, siento que jamás conoceré todos los motivos que explican tu manera de ser. 
Aún quiero verte, aunque no sea recíproco, porque marcaste mi vida, y ésa siempre será la parte cierta que no entiendes. 


viernes, 5 de febrero de 2016

Inmundo.

“Tienes que verme un día venidero cuando delante de ti mi pena me deje caminar. Pero tan sólo recuerdo la mirada amable de tus dulces ojos y siento que soy impuro. Basura, sucio, inmundo; mi cuerpo se resume a eso cuando pienso en ti…quisiera ser apto para tus manos tan blancas como tiza, ¡perfectas como ninguna! Pero temo que tu piel de diosa se contagie de mi imperfección.
Escondido detrás del periódico observo tu perfil que es altivo y delicado como perlas en algodón, y mientras imagino que tus cejas se alzan para observarme: escucho tu risa; y me siento tan honrado de poder deleitarme. Cierro mis ojos hasta que ésta se apaga y es como si de pronto se vaciara la avenida, pero todo sigue igual, ¿cómo pueden todos seguir haciendo sus inmundas cotidianidades ignorando tal muestra de perfección?


Entonces, como a diario, empiezas a caminar con tus audífonos en las orejas, y te observo como si fueses una dimensión prohibida en la cual dejo marcas si me quedo mucho tiempo. Pero deseo, dentro de mí, que un día me mires, con tus dulces ojos y tu mirada amable y me hables con tu voz de diosa aunque después de eso mi cuerpo se resuma a aire o se vuelva polvo. Sé que eres prohibida, pero sueño contigo aunque no te merezco.”

sábado, 9 de enero de 2016

Atardecer.

Matices rojos y naranjas bañan el cielo y crean una cálida vista, sirviendo de fondo a aquel único árbol que va perdiendo sus hojas marrones y que  puedo comparar en este momento con tus ojos de avellana donde yo encontraba mi atardecer.
Los colores del cielo se mezclan y crean figuras abstractas como una vez nuestros cuerpos, juntos, eran capaces de estar. Pero ahora, separados como las hojas de ese árbol estamos, ¿vuelven al árbol las hojas después de morir?
Y en mis ojos las lágrimas se preparan para salir, al igual que la luna en algún lugar detrás de mí. Y volteo para buscarla pero no está, y ya en mis ojos se nubla el cielo. Y espero el consuelo de tus manos pero en cambio una brisa fría me roza los vellos.
En el cielo se extiende la oscuridad y al igual que hace un año en tus ojos: del cielo se va el último rayo de luz. Entonces me entrego al dolor.

                                                                                Sábado, 28/11/15.


Amor en tiempo presente.

Dicen, los que saben, que creo en algo imposible, que pongo mi certeza en algo inútil, ¿acaso las personas no están llenas de fe?
A veces pienso en ti como un sentimiento pasajero, algo que debes sentir como parte de la vida, pero las cosas comunes jamás se sintieron tan bien.
Quizás este amor dentro de mí que crece con fuerzas se debilite un día y descanse para siempre, pero tengo todas las ganas de sentirlo mientras dure.
Y es que muchos dicen que estoy tejiendo una ilusión, que el hilo que me une a ti está hecho de nubes, ¿acaso podría el aire partir un corazón en dos?
A veces pienso en ti como el motivo que tengo para superar mis debilidades, como lo que levanta mi rostro cuando amenazan las emociones, ¿estarías conmigo en medio de mis tristezas?

Quizás este amor se suicide en algún puente por el que pasemos uno de los dos, o se haga heridas y la sangre lo ahogue. Quizás sí, exista un verdugo al final de esta historia, pero a veces se siente como si uno pudiese llegar a ser feliz.

jueves, 3 de diciembre de 2015

Nudo en la garganta.

Jamás me importó cuántas horas y kilómetros nos separaban, pero eso no es importante ahora, porque desde hoy hay un enorme  silencio entre los dos; y el silencio separa más que la distancia. Y soy la culpable.
Primera lágrima.

A veces una persona es capaz de iluminar nuestro mundo. Con sólo existir y saber que piensa en ti puede convertirse en nuestro cielo, y el cielo es algo que jamás me canso de ver. Y es que estemos donde estemos nos cubre el mismo cielo... pero con ojos nublados es imposible ver.
Segunda lágrima.

A veces me cuesta creer que alguien puede verme a mí como protagonista de sonrisas y como alguien a quién amar. Me acostumbré tanto a los amores contrariados que no conozco otra cosa. Luego te conocí, pero fui una tonta.
Tercera lágrima.

A veces cometemos errores que nos rompen algo dentro del pecho y nos desequilibra los nervios, pero por mucho que lo deseemos no podemos enmendarlos. Entonces se nos cae el cielo encima.
Cuarta lágrima.

Me equivoqué; desconfié, pero si volviese el tiempo a ese momento no sé si hubiese actuado diferente. No sé si me hubiese equivocado. No puedo saber nada si no dejan de arderme los ojos, lo único que se es que te quiero; eso jamás lo pondría en duda.
Te quiero, y me duele que yo no sepa demostrarlo. Me duele que tantos planes y sueños de amor estén en la orilla de un precipicio. Un amor así no merece obstáculos en el camino; pero encontré una piedra y tropecé, ¿me ayudarías a levantarme?
Bajo la mirada.

Siento que aunque esté llena de amor no merezco que veas mi nombre y me pienses, ni que me escuches y sonrías. Sé que hice mal, pero me sostengo de un hilo de esperanza, ¿no dicen que todos nos equivocamos? Sin embargo no todos asumen sus errores, y el mío no me deja dormir.
Pienso en ti.

Pienso en que no hubo nada más bonito que cuando nuestras vidas se cruzaron. Vi algo en ti que me gustó: tan interesante y misterioso. Me decías que yo era tu luz y te adueñaste de mi corazón, de un lugar en mis sueños y de horas de pensamientos.
Me derrumbo.

Me aferré a ti, aunque nunca te lo dije. Me aferré a ti porque no soportaba tanta tristeza. Y a ti no te importaba mi tristeza, te gustaba. Antes de ti la lluvia me acompañaba y contigo me relajaba. Hoy sin ti ni siquiera importa la lluvia, porque mi cielo está ausente.
Lágrima.

Espero una oportunidad para demostrarte cuánto te quiero, ¿merezco que me mires con ternura otra vez? No puedo imaginar contar estrellas sin pensarte o acostarme a dormir sin imaginarte. No quiero olvidarme de ti. No puedo olvidarme de ti.
Lágrima.

A veces cometo errores y entonces el corazón se me parte en dos, ¿tengo chance de enmendarlo?
Silencio.

sábado, 17 de octubre de 2015

Mi deseo.

Tenerte a mi lado es creer en la magia, es cerrar los ojos humanos y abrir el interior. Es sentir el abrazo de dos almas que se unen para amarse. Tenerte a mi lado es lo que más deseo, es mi reflejo en el espejo de Oesed cada día, es mi debilidad. Podría abrazarte fuertemente entre mis brazos y posar mi cabeza en tu pecho y parar las manecillas del reloj. Porque ¿no es el tiempo solo futuro cuando yo pienso en ti? Y pienso en ti a cada segundo, pero no estás conmigo. Entonces, tenerte a mi lado es lo que idolatro como una estatua de cera o yeso, y es lo que pego a mi corazón para sentir calor. El deseo de tenerte conmigo me da los buenos días y antes de dormir me alista la cama y me besa la frente. Tenerte a mi lado es cerrar los ojos a la luz de la luna llena, rogando que su reflejo te bañe a ti también. Y la luna nos baña a los dos, pero no estamos juntos.
Tenerte a mi lado es lo que anhela mi piel, es en lo que pienso antes de dormir, y es la razón por la cual se me escapan suspiros. El aire sobra donde estoy, y tú no estás conmigo. Tenerte a mi lado es una de las metas de mi vida, es lo que guardo dentro de mi como un secreto, y es lo que siento por ti como una joya valiosa que llevo a todos lados. Y es que necesito tenerte a mi lado, pero no te tengo.

martes, 13 de octubre de 2015

"Para siempre".

“No soy de eternidades” –digo yo, que disfruto las cosas mientras duren y que tengo al tiempo como un viejo sabio. Suelo contemplar la Luna cuando brilla en el cielo o cuento estrellas cuando ésta se esconde; siento los rayos del sol en la piel o las gotas de lluvia empapando mi cabello. Y es que hay que vivir con lo que nos rodea y admirar esas nubes que nos persiguen todo el tiempo, así sean grises.
“Te querré por siempre” –dices tú, que encuentras felicidad hasta en las lágrimas y que tienes al tiempo como tu mejor amigo; que extrañas al Sol cuando empieza a llover, y que me miras como si no existiera más nadie en el mundo.  
“Los por siempre son eternidades, mientras dure está bien” –recalco yo, que le temo a las promesas de amor y que huyo de las personas enamoradas aunque sea recíproco el sentimiento.
“Durará tanto como queramos –dices con tu sonrisa destructora- y yo quiero que sea para siempre” –concluyes, con los ojos negros tan brillantes como una noche estrellada.

Así que no sé si de verdad esto se extienda al infinito, o si con los primeros rayos de Sol se termine todo. “Pero esta noche me quiero enamorar” –pienso yo, cuando aún sin Luna en el cielo tú estás conmigo- “¿y quién sabe? –me pregunto yo, que tengo una chispa de romanticismo en el corazón e instantes de extrema locura –quizás inventemos el ‘para siempre’.

martes, 28 de julio de 2015

2: 40 am.



Jamás me sentí tan bien observándote desde lejos, callada a tan sólo unos metros de tu sombra. Jamás noté lo misterioso que luces con los brazos cruzados y una sonrisa en los labios. Jamás fui testigo de la longitud tan perfecta de tu espalda a pesar de las tantas veces que reposé ahí. Jamás te vi sin mí.

Me siento como una infiltrada entre la gente, dándole vueltas al vaso de café que se terminó hace ya mucho rato, mientras aún te miro a lo lejos y tus ojos pequeños me atrapan sin querer, y un recuerdo invade mi mente, y me doy cuenta que en los ojos que me encontré, hoy no existo.

Jamás me sentí tan triste observándote desde lejos, ahogada en lágrimas a sólo unos metros de tu sombra. Jamás noté que en tus ojos se refleja otra mirada y crea sonrisas en tus labios. Jamás fui testigo de que encajas perfectamente en otros brazos, brazos que miden la longitud de tu espalda. Jamás te vi tan feliz.

lunes, 16 de febrero de 2015

A la chica que enfrió mi café.

A la chica del atuendo negro como mi café recién comprado, de largos dedos blancos y mejillas rosadas; que me miró con displicencia y en sus ojos verdes explotaron miles de estrellas.
En sus ojos verdes también se explotó mi atmósfera, y si fuese posible podría jurar que El Sol vestía su cabello, claro como un amanecer, e igual de hermoso; como un campo de trigo florecido.
Su timidez iluminaba su belleza, con torpes manos y cabeza baja, mas no me miraba y no podía imitarla.
Así que la vi, se movía con actitud, balanceando su trasero con delicadeza y sus largas piernas tenían un plano aparte en mis ojos. Ella seguía sin mirarme, pero yo no podía imitarla.
Así que la seguí hasta que se detuvo, y puedo dar mi vida a que también se detuvo mi corazón, y antes pensaba que no había nada más hermoso que un clavel,; fue entonces cuando pude observar su rostro pálido y sus labios como pétalos frescos, y me sentí pequeño como la arruga que se le formó en la frente al ver un libro en una vitrina.
Y ella seguía sin mirarme, y yo seguía sin poder imitarla.
Ella llegó a la salida y cuando se abrieron las puertas del CC noté que se había enfriado mi café; fue entonces cuando dirigí mi mirada hacia ella, y dos enormes ojos verdes me miraban y sus labios frescos me sonreían, y puedo dar mi tiempo a que era un cuarto creciente de Luna; y esta vez mi atmósfera regresó a tomar el aire que exhalé.

Y ella dejó de verme, y volvió a bajar su cabeza, y retornó hacia su destino; y esta vez la imité y regresé a buscar otro café… y cuando la vi irse, sus largas piernas tenían todo el plano en mis ojos; y si fuese posible podría jurar que el Sol vestía su cabello.

domingo, 1 de febrero de 2015

Aprendí a vivir.





Me cansé de las cartas que dicen de todo, pero no significan nada; y de las dedicatorias que se olvidan antes de terminarlas. Aprendí que “alguien” no hace especial las rosas o las estrellas, sino que es su naturaleza y merecen ser admiradas. Me di cuenta que las canciones románticas y los momentos tristes tienen mucho que enseñarnos y que no hay nada mejor que observar cómo bailan las hojas de los árboles por el viento o cómo al irse el sol se pinta un lienzo de naranjas y azules en el cielo. Aprendí que aunque no le llores a la luna ella aún estará ahí arriba, y que con una sonrisa en los labios se verá brillante como siempre. No es una pérdida de tiempo encontrar figuras en las nubes, ni contar las estrellas; ni ver cómo las luciérnagas se prenden y apagan apareciendo en lugares diferentes; si no que nos ayudan a entender que la felicidad, o bien la tristeza, se pueden apreciar en los detalles que siempre nos acompañan, y que sólo tenemos que detenernos a observar su belleza.

Aprendí que no hay que enamorarse para ser feliz, ni sufrir para valorar las cosas (esto último me costó un poco más) si no que podemos encontrar un poco de felicidad en todas partes, sabiendo ver que las cosas malas pasarán. Así que decidí enamorarme de la vida, y de todo lo que veo y me inspira amor; porque el mundo no se detiene sólo para secar tus lágrimas o ver la curva de tu sonrisa o ese brillo en tus ojos, así que es mejor hacerse parte de las cosas, considerarse un detalle más de la vida que pasará, y vivir.

sábado, 19 de julio de 2014

Pero no pasa nada.

El sonido de los grillos y la luz tenue del bombillo crean la burbuja que me envuelve y no puedo, por más que anhele, explotarla. Estoy, entre esperanzas, llenándome de sueños vacíos y de realidad que hace picar mi piel. Floto sobre la felicidad y me es imposible, por más que lo intento, tocarla. La tristeza da saludos que no cesan, y alzo mi mirada aguada hacia el cielo. Pero no pasa nada.
Cierro mis ojos y me siento pesada en euforia, las espinas de mi respiración explota la burbuja. Voy cayendo como pluma buscando, en vano, alguna luz para aferrarme a ella, pero tropiezo inmediatamente con mis miedos, que me envuelven entre pensamientos en una cúpula oscura como la noche. Y en segundos me encuentro envuelta sobre mi misma en la frialdad de mi cama, donde la soledad toca Sonatas a la luz de la Luna; y la melodía es extraña, pero calma.


Y pasa de todo, pero no pasa nada.

viernes, 13 de junio de 2014

Quisiera escribir de ti.

Quisiera escribir de ti, de la persona que alegra el funeral de mi vida, decir lo que dibujas quisiera yo. Es que sin ser pintor sabes usar colores que al deslizarlos por mi rostro nacen sonrisas, y permanecen si así lo quieres, y se van, y vuelven, y jamás se vencen, jamás se agota su intenso brillo. Quisiera escribir de ti y de cuando me conviertes en marinera con sólo mirar la profundidad de tus ojos, y es que ese azul agita mis olas y me hace naufragar en un rubor espontáneo.
Quisiera escribir de ti y de tus manos grandes y amoldeables a las mías, con tus dedos tan largos como papas fritas, esos dedos que siempre saben donde descansar. Yo escribiría de ti cariño, si el tiempo no se agotara tan fácilmente cuando juntos estamos, si la lluvia permaneciera dormida cuando caminamos por la calle, si tus besos fueran infinitos...
Quisiera escribir de ti, de ti cuando estás conmigo, de ti cuando disfrutas el Sol o el viento que acaricie tu rostro, de ti sin besar las mentiras, de ti abrazando la libertad, de ti quitándote los miedos del cuello, de ti riendo tan fuerte haciendo que el ruido grite en silencio.
Quisiera escribir de ti, y de la confianza con que paseas por la vida, de la armonía y paciencia de cada paso hacia el futuro, de las palabras correctas y tus consuelos, en los momentos correctos. Escribiría de tus cejas levantadas como si fuesen a entonar un himno y de tus piernas tan delgadas y largas que no riman con tu espalda.
Quisiera escribir de ti, y de lo que en verdad eres, de lo que amas y disfrutas. Quisiera escribir de ti, y de lo mucho que me encanta y detallo lo que eres. 




Cariño, quisiera escribir de ti.

jueves, 22 de mayo de 2014

Y te extraño.

Junto suspiros formando una escalera, que me llevan directamente a donde tú estás.
Mi atmósfera es tangible sin tu aire; y mi suelo es mitad nube y mitad mar.
Tengo mis brazos en espera de tu piel, y mis labios sólo decoran mi rostro.
Te extraño.
Tengo besos que no entran en la caja de cristal que es tu ausencia.
Tengo abrazos que no llenan el vacío de la soledad.
Tengo el olor de aquel café que nos tomamos junto a la ventana atrapado en mi nariz.
Siento un enorme espacio entre los dedos de mis manos.
Te extraño.
Y no siento el frío, y me es ajeno el calor.
Y es el Sol sólo la luz del día, y es la Luna sólo un faro nocturno.
Y es costumbre respirar.
Mis ojos cuelan tu mirada y repasan cada línea de tus labios.
Mi mente separa tu último recuerdo en cápsulas diarias, para evitar el dolor.
Te extraño.
Dibujo tu cuerpo exacto en la sombra del Sol, soplo el olvido hacia lo desconocido, me acurruco en el regazo del hastío y tu nombre es el himno de mi voz.
Te extraño.
Y el tiempo hace competencia con la lentitud,
y mis sueños son hipérbole de la realidad,
y el futuro que era esperanza, es pasado en segundos,
y el esperar de el tiempo se hace cobarde.



Y te extraño.