sábado, 19 de julio de 2014

Pero no pasa nada.

El sonido de los grillos y la luz tenue del bombillo crean la burbuja que me envuelve y no puedo, por más que anhele, explotarla. Estoy, entre esperanzas, llenándome de sueños vacíos y de realidad que hace picar mi piel. Floto sobre la felicidad y me es imposible, por más que lo intento, tocarla. La tristeza da saludos que no cesan, y alzo mi mirada aguada hacia el cielo. Pero no pasa nada.
Cierro mis ojos y me siento pesada en euforia, las espinas de mi respiración explota la burbuja. Voy cayendo como pluma buscando, en vano, alguna luz para aferrarme a ella, pero tropiezo inmediatamente con mis miedos, que me envuelven entre pensamientos en una cúpula oscura como la noche. Y en segundos me encuentro envuelta sobre mi misma en la frialdad de mi cama, donde la soledad toca Sonatas a la luz de la Luna; y la melodía es extraña, pero calma.


Y pasa de todo, pero no pasa nada.

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