jueves, 5 de mayo de 2016

Te necesito.

Te necesito, del verbo "necesitar", de las noches de café sin azúcar, amargo como el nudo que se instaló en mi garganta. Los libros de la repisa abarcan mucho espacio, si estuvieses aquí me los leerías todos. Y es que me arden los ojos, amor, de tanto extrañarte. Las mañanas son claras y frías, y te has llevado tus brazos; no le he dicho al tiempo que ya no estás, porque no se detiene cuando se lo pido, tu mas que nadie sabía lo prepotente que puede llegar a ser. El sol se va escondiendo entre los árboles, formando un lienzo de azules y naranjas, colores que te gustaba ver, y tratando de escabullirse entre las ventanas...
Pero amor, ¿qué hago cuando llegue la oscuridad, si ya se fue la luz de tus pequeños ojos?

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