viernes, 5 de febrero de 2016

Inmundo.

“Tienes que verme un día venidero cuando delante de ti mi pena me deje caminar. Pero tan sólo recuerdo la mirada amable de tus dulces ojos y siento que soy impuro. Basura, sucio, inmundo; mi cuerpo se resume a eso cuando pienso en ti…quisiera ser apto para tus manos tan blancas como tiza, ¡perfectas como ninguna! Pero temo que tu piel de diosa se contagie de mi imperfección.
Escondido detrás del periódico observo tu perfil que es altivo y delicado como perlas en algodón, y mientras imagino que tus cejas se alzan para observarme: escucho tu risa; y me siento tan honrado de poder deleitarme. Cierro mis ojos hasta que ésta se apaga y es como si de pronto se vaciara la avenida, pero todo sigue igual, ¿cómo pueden todos seguir haciendo sus inmundas cotidianidades ignorando tal muestra de perfección?


Entonces, como a diario, empiezas a caminar con tus audífonos en las orejas, y te observo como si fueses una dimensión prohibida en la cual dejo marcas si me quedo mucho tiempo. Pero deseo, dentro de mí, que un día me mires, con tus dulces ojos y tu mirada amable y me hables con tu voz de diosa aunque después de eso mi cuerpo se resuma a aire o se vuelva polvo. Sé que eres prohibida, pero sueño contigo aunque no te merezco.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario